Al iniciarse la zafra de 1955, fueron desplazados en Céspedes 57 trabajadores del central de Estrella por la compañía. Conjuntamente, el M-26-7, el Comité de Lucha y la Dirección del Partido Socialista Popular trabajaban de forma unitaria y llamaban a los trabajadores a una huelga en demanda de la reposición de los compañeros desplazados.
La huelga fue organizada en la casa de Candelaria Díaz Rodríguez, madre de los “Isleñitos” Guzmán Díaz, en Céspedes. La reunión fue presidida por Saturnino Aneiro, tomándose el acuerdo de que la organización de la huelga estuviera a cargo del Comité de lucha, bajo la dirección del Partido. Tanto Manuel Zamora, como los demás miembros del Comité de lucha del central Estrella, entre los que se destacan Narciso López y Gualberto Galbán, como secretarios agrícolas de las colonias, no descansan esa noche, trabajando en los preparativos de una de las huelgas obreras de más resonancia en Céspedes.
En horas tempranas de la mañana del día 4 de febrero, los trabajadores no acuden a su trabajo al ingenio y el comercio no abre sus puertas, en apoyo a la huelga. Cuando la guardia rural se percata de lo ocurrido, comienza su recorrido en jeep visitando casa por casa de los trabajadores para obligarlos a que concurran al trabajo, pero es demasiado tarde, ya los obreros se habían trasladado a los bosques de las afueras del poblado cespedeño, en los que habían organizado tres campamentos.
El campamento número 1 estaba ubicado en la finca de Panchito Escobar, agrupando aproximadamente 200 trabajadores, el número 2 fue ubicado en la finca de Lalo Mestre con 10 hombres y el número 3 estaba en Lamasares, hacia la zona oeste del batey del Central Estrella con unos 100 hombres. La dirección de los tres estaba a cargo del Comité de lucha, cada campamento tenía un jefe superior, con albergues provistos de casas de campaña, ranchos, botiquines y un comando que dirigía las milicias para la vigilancia y defensa de los campamentos. Se contó con el apoyo de la mujer.
Ante la prolongación del paro, a pesar de las amenazas y represiones del ejército, los dueños de la empresa, por las pérdidas que ocasionaba esta huelga, se vieron en la necesidad de establecer conversaciones con los dirigentes de la misma. Se respetó el escalafón de los 57 trabajadores. Terminada la huelga, Saturnino Aneiro queda detenido, pero bajo la presión popular fue liberado el mismo día. Dirigentes mujalistas* *no apoyaron la huelga, pero por la pujanza tuvieron que integrarse a ella. Dentro de las concesiones, se le dio oportunidad a Manuel Zamora , que dirigía el Comité de Huelga, con Álvaro Cardoso, que también agrupaba un número de huelguistas, de dirigirse a La Habana para sostener una entrevista con el gerente de la industria Vertientes- Camagüey, Cuba, Mr. Resembré que radicaba en EE.UU. y se encontraba en el edificio metropolitano de la Habana Vieja. Después de varias horas de discusión con un abogado que representaba a la empresa azucarera, se llegó al acuerdo de reponer 48 desempleados, los 9 restantes perdían el derecho por haber vendido su plaza. Esto constituyó una victoria política del movimiento obrero de Estrella. Los comerciantes brindaron ayuda a los huelguistas, entregando víveres tanto a los insurrectos como a las acciones del ejército rebelde, a través del movimiento clandestino 26 de Julio. Compraban bonos y muchos de los propios comerciantes se incorporaban a la lucha.
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